Si tienes un huerto, seguro que en más de una ocasión te has encontrado con que algunos cultivos caen por su propio peso o altura y que necesitan de algún soporte para que sus tallos no se partan y sus frutos no toquen el suelo y se echen a perder. Para ello, hoy en Eurogarden te traemos la solución: una sencilla guía para aprender a entutorar tus cultivos.
La técnica de entutorar plantas no es necesaria en todos los cultivos de huerto. Por ejemplo, no es necesario en plantas de porte bajo, como hortalizas de hoja (coles, lechugas, espinacas, acelgas…), ni tampoco en bulbos, raíces y tubérculos, como cebollas, ajos, puerros, zanahorias o patatas.
Sin embargo, sí es una práctica necesaria en aquellos cultivos que alcanzan cierto tamaño, como los cultivos trepadores. Las leguminosas son el cultivo trepador por excelencia, pero existen otras hortalizas trepadoras, como las que forman parte de la familia de cucurbitáceas (el pepino, la calabaza o el melón). Esto mismo ocurre con algunas solanáceas, como el tomate o el pimiento.
Si estás aquí, es probable que sea porque necesites consejos para hacer frente al mayor reto del cultivo trepador, que crezca en vertical. ¿La solución?: ¡un buen entutorado a tiempo!
¿Qué es y en qué consiste la técnica de entutorar?
El entutorado es una práctica que se lleva realizando desde hace muchísimos años. Consiste en guiar o dirigir a una planta para que crezca verticalmente, y suele llevarse a cabo con las plantas trepadoras. Para ello, se colocan unas guías, como palos o cañas, en posición más o menos vertical, con el fin de que los tallos de las plantas sigan esa dirección de crecimiento. Los tallos apoyan parte de su peso en los tutores, evitando así su rotura por el peso de las ramas y los frutos.
Las guías o tutores pueden ser de diversos materiales y pueden estar sujetas/clavadas en el suelo o colgando de alguna estructura colocada en la parte alta de los cultivos.
El momento idóneo para realizar el entutorado es cuando el cultivo alcanza los 30 centímetros, o en sus primeros meses de desarrollo, ya que si lo hacemos demasiado pronto podríamos dañar los tallos. Dependiendo del cultivo se usará una técnica u otra, pero todas ellas coinciden en tratar con sumo cuidado el cultivo.
Por ejemplo, los tomates, pimientos y otras solanáceas deben sujetarse a los tallos de las plantas, mediante un sistema de atado con cuerdas, hilos u otro material. En este caso, es importante hacerlo con suavidad y dejarlo holgado para que no estén demasiado pegados tutor y planta.
Sin embargo, en el caso de plantas trepadoras, como las leguminosas o las cucurbitáceas, esto no será necesario, ya que gracias a sus zarcillos se irán enroscando a los tutores sin necesidad de sujetarlas.
Beneficios de entutorar tus cultivos
Tras ver en qué consiste el entutorado y en qué plantas es necesario, queremos destacar brevemente los beneficios que tiene una práctica tan sencilla como ponerle un tutor a tu cultivo:
- Facilita la exposición a la luz del sol y al aire, facilitando así la fotosíntesis.
- Favorece la maduración de los frutos al tener mejor acceso al agua y nutrientes del suelo.
- Reduce el riesgo de contraer enfermedades, al no estar las hojas ni los frutos en contacto con el suelo.
- La recolección de los frutos es más sencilla, al encontrarse en una posición más visible y accesible.
Tipos de entutorados
Existen diferentes tipos de entutorado que, dependiendo del cultivo, serán más o menos adecuados. ¡Toma nota!
- Tutorado con varas o estacas. Es el más fácil y básico de todos. Consiste en clavar un tutor rígido en el suelo, como puede ser una estaca o una vara, en cada planta. Solo hay que tener en cuenta el clavarlo a una profundidad suficiente para que se mantenga estable. Esta opción es también la idónea para aquellos huerters que tengáis vuestros cultivos en maceta.
- Tutorado con cuerdas o cintas. En este caso, también se usa un tutor por planta. Sin embargo, los tutores son flexibles (cuerdas o cintas de tela o de plástico) y deben sujetarse a alguna estructura superior y caer hacia abajo, para atarse a la base del tallo de la planta.
- Tutorado en caballete. Este tipo de entutorado es perfecto para zonas en donde corren fuertes vientos. Consiste en colocar dos soportes por cada planta, dejándola en el medio y uniendo los soportes en sus puntas, formando una “V” inversa.
- Entutorado de malla o espaldera. Los materiales para este entutorado pueden ser tanto cuerdas, como alambre o, incluso, varas de poco diámetro. Se dispondrán formando una cuadrícula, unos en sentido horizontal y otros vertical. Lo que buscamos con este tutor es que según vaya creciendo el cultivo, las ramas que portan los frutos apoyen el peso sobre la malla.
- Entutorado en pirámide. En este tutorado la forma que se busca es piramidal. Para ello, tendremos que colocar tres o cuatro barras unidas en la parte superior. Las plantas crecen apoyadas en cada tutor, y según vayan creciendo irán llenando el espacio con sus tallos y hojas, dando más visibilidad a la forma de pirámide.
A nivel general, entutorados como el piramidal o el de caballete son buenas opciones para cultivos como las leguminosas. Para entutorar tomates, por ejemplo, podrías usar cualquiera de los entutorados propuestos, ya que se adaptan fácilmente.
Ahora que conoces varias técnicas de entutorado, te toca a ti probar y decidir cuáles poner en práctica en los diferentes cultivos de tu huerto o balcón, que requieran de guías para crecer correctamente, así que: ¡Manos a la tierra!
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