Si tienes un jardín, terraza, huerta o similar, seguro que alguna vez te has encontrado con pequeños visitantes entre tus cultivos. Algunos de ellos pueden resultar aliados imprescindibles, mientras que otros pueden convertirse en una auténtica pesadilla para tus plantas y cultivos. Pero, ¿cómo saber cuáles son beneficiosos y cuáles perjudiciales? Hoy, en Eurogarden, te enseñamos a diferenciar los insectos buenos de los malos y a controlar las plagas para que tu huerto prospere sano y fuerte. ¡Toma nota!
El papel de los insectos beneficiosos en tu huerta o jardín
Los insectos forman parte del ecosistema de cualquier huerto y desempeñan funciones clave en su equilibrio. Mientras que algunos ayudan a polinizar las plantas y a mantener a raya las plagas, otros pueden alimentarse de hojas, tallos y frutos, debilitando los cultivos y propagando enfermedades
Identificar qué tipo de bichos están rondando por tu huerto es esencial para tomar las medidas adecuadas y evitar problemas.
Insectos beneficiosos: aliados imprescindibles
No todos los bichos que te encuentras entre tus cultivos son enemigos. De hecho, algunos son grandes aliados que te ayudarán a mantener un huerto saludable sin necesidad de productos químicos.
Entre ellos, destacan las abejas y mariposas, responsables de la polinización y fundamentales para la producción de frutas y hortalizas. También encontramos a las mariquitas y crisopas, que se alimentan de plagas como los pulgones, evitando que se propaguen sin control.
Otros insectos beneficiosos incluyen a las avispas parasitoides, que atacan a plagas como las orugas, las tijeretas y arañas y se encargan de cazar pequeños insectos que pueden dañar los cultivos. Además, las lombrices, aunque no sean insectos, juegan un papel esencial en la fertilización del suelo, mejorando su estructura y aportando nutrientes.
Insectos perjudiciales: los enemigos de tus plantas y cultivos
Por desgracia, no todos los insectos son bienvenidos en el huerto. Algunos pueden provocar graves daños a los cultivos, afectando su crecimiento y producción.
Los pulgones, por ejemplo, son una de las plagas más comunes, ya que succionan la savia de las plantas, debilitándolas y favoreciendo la aparición de hongos. Hay plantas y cultivos más sensibles que otros al efecto de los pulgones, pero si el ataque es grande, puede ser muy problemático. No nos olvidemos de la araña roja, muy habitual verla en plantas y cultivos cuando llegan los calores más secos e intensos del verano.
Las orugas también pueden convertirse en un problema, ya que devoran hojas y frutos, impidiendo que las plantas se desarrollen correctamente. Otro enemigo frecuente son los trips, diminutos insectos que se alimentan de los tejidos de las plantas, dejando manchas y deformaciones en las hojas. Además, las cochinillas y los caracoles pueden causar estragos si no se controlan a tiempo, las hijas de cultivos podrían desaparecer en cuestión de horas.
Cómo controlar las principales plagas en tu huerta y/o jardín
Para mantener plantas y cultivos sanos y libres de plagas, es importante aplicar estrategias de control ecológico que respeten el equilibrio natural del ecosistema. Una de las mejores formas de prevenir plagas es fomentar la biodiversidad, plantando especies que repelen insectos dañinos y atraigan a los beneficiosos. Plantas como el ajo, la albahaca o la caléndula pueden ser grandes aliadas en esta tarea.
Otra técnica eficaz es la rotación y asociación de cultivos, que ayuda a evitar la proliferación de plagas específicas y mejora la salud del suelo. También es fundamental monitorear con regularidad para detectar posibles problemas antes de que se conviertan en una amenaza.
Si ya tienes una plaga instalada, puedes recurrir a métodos naturales como el control manual, retirando los insectos perjudiciales a mano, o el uso de preparados ecológicos como infusiones de ajo, jabón potásico o extracto de neem, que ayudan a combatir las plagas sin dañar el entorno.
Como ves, no todos los “bichos” que habitan en tu huerta, terraza o jardín serán una amenaza para tus plantas y cultivos. Aprender a distinguir entre insectos beneficiosos y perjudiciales te permitirá aprovechar las ventajas de un ecosistema equilibrado y reducir la necesidad de productos químicos.
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¡A cultivar se ha dicho!
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